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Primer competencia

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  • Mi primer competencia

  • septiembre 22, 2017

Mi Primer Acercamiento al
Fisicoculturismo: De la Duda a la
Pasión
Mi primer acercamiento al fisicoculturismo no fue con la intención de competir, sino simplemente con el deseo de mejorar mi salud y bienestar. Con el tiempo, al entrenar con más disciplina y cuidar mi alimentación, muchas personas comenzaron a sugerirme que compitiera. Sin embargo, en aquel momento tenía un concepto erróneo de este deporte.
Creía que solo era posible destacar mediante el consumo de sustancias que, a largo plazo, comprometerían mi salud física y emocional.
Para mí, la salud siempre ha sido lo más importante. No estaba dispuesta a sacrificar mi bienestar por unos minutos de gloria en el escenario o por cumplir un sueño momentáneo.
Mi verdadero sueño siempre ha sido vivir muchos años con calidad de vida, disfrutando de un cuerpo fuerte y sano.

Con esta mentalidad, pasaron los años y seguí concentrada en mejorar mi condición física y emocional, entendiendo que sin salud no hay éxito real. Sin embargo, en este camino cometí errores. En mi búsqueda de optimizar mi rendimiento, confié en personas que no tenían el conocimiento adecuado y que, en lugar de ayudarme, perjudicaron mi salud. Sufrí problemas estomacales, daño en mi flora intestinal y lesiones físicas causadas por un sobreentrenamiento mal estructurado.
Recuperarme de esto me llevó casi dos años y me hizo cuestionar muchas cosas.
Fue entonces cuando decidí que debía entender mi cuerpo desde la raíz, aprender cómo realmente funciona el organismo y qué se necesita para tener un físico fuerte sin comprometer la salud. Esta necesidad de respuestas me llevó a estudiar y certificarme como entrenadora profesional y nutrióloga deportiva. Al aplicar estos conocimientos en mi propia vida, descubrí que era posible lograr resultados impresionantes de manera natural.

En ese proceso, descubrí algo que cambió por completo mi perspectiva: en el fisicoculturismo sí existe una categoría natural, donde los atletas pueden competir sin el uso de fármacos.
Al enterarme de esto, sentí una emoción inmensa. Por primera vez vi una posibilidad real de cumplir un sueño que antes parecía inalcanzable.
La preparación para mi primera competencia fue un camino desafiante. No lo hice sola, tuve el apoyo de personas que creyeron en mí y me guiaron en el proceso. Aunque en estas líneas pueda parecer sencillo, la realidad fue distinta.
Fue un reto personal, emocional y hasta económico, porque quienes conocen este deporte saben que requiere una gran inversión de tiempo, dedicación y sacrificio. Desde las horas en el gimnasio, la preparación meticulosa de cada comida, hasta las renuncias sociales: decir no a reuniones, fiestas, desveladas y cualquier cosa que pudiera afectar mi rendimiento.

Sin embargo, el fisicoculturismo me enseñó más de lo que imaginaba. Me mostró el verdadero significado de la disciplina, el compromiso, la lealtad, el amor propio y el respeto por la salud. Aprendí que quien realmente comprende los beneficios de este esfuerzo, encuentra la motivación para continuar. Este deporte puede parecer solitario, hasta que te rodeas de personas que comparten tu visión, te respetan y te apoyan en el camino.
Pensé que mi primera competencia sería en un evento pequeño, pero desde el inicio fui por todo. Como era mi primera vez, no sentía miedo; simplemente estaba cumpliendo un sueño, creyendo que quizás solo lo haría una vez. Pero la vida tenía otros planes para mí. Descubrí que tenía el potencial para seguir adelante y lograr cosas más grandes. Lo que comenzó como una simple meta, se convirtió en una pasión para toda la vida.